jueves, 29 de mayo de 2008

Un divague floridense


La verdad, es que Florida está más linda que nunca.
Será que uno es un fánatico de nuestra ciudad porque nació, se crió y formó su familia, pero lo cierto es que a mí Florida me resulta cada vez más linda.
Será porque "somos pocos y nos conocemos todos" y aquí cada quien sabe de la vida de cada cual, aspecto este que tiene sus "bemoles" pero que en definitiva ayuda porque uno sabe clarito quien es quien.
Será porque para recorrer el pueblo se necesita poca nafta o si querés lo podés hacer en bicicleta que también ayuda a la salud con la ventaja de que conocer las calles da poco trabajo porque no son tantas y además son angostas.
Será porque tenemos el "Prado" ese lugar tan nuestro que de tan lindo los floridenses ni nos damos cuenta y solo reparamos en el cuando alguien de afuera alaba su belleza o cuando las tardecitas de verano nos empujan a visitarlo.
Será por San Cono que es nuestro "santo" milagroso, italiano y timbero al que recurrimos cuando andamos necesitados de amor, dinero o salud y que por si fuera poco todos los años por el mes de junio nos regala una fiesta en la que nos compramos ropa barata, churros con dulce de leche, vamos a las calesitas y nos hacemos estrujar por la muchedumbre de la calle Rodó.
Será por el 25 de Agosto, ese fiesta emblemática de la Patria que nos hace sentir como el ombligo del Uruguay "porque aquí se juró la Independencia" decimos, y vamos al desfile a ver a los "milicos" pasar con sus bandas, galones y batallones y si podemos nos arrimamos al palco para tratar de ver al Presidente.
Será por lo que jugaba el "Pato" Ferreri, lo que atajaba el "Sordo" Ferreyra, lo que corre el "Pajarero" o tal vez por el andar de Dardo Sánchez y Francisco Pérez. Será porque sin hacerlo todos recorrimos un pedacito del mundo montados en el cuadro de la bicicleta de Darío Castro.
Pueden ser tantas cosas y recuerdos que me atrapan los monológos de Marquitos, Mario Cabeza, el Negro "Bombón, Erasmo y la armónica del "Flaco Pintos" esos locos lindos, tan floridenses, tan solamente nuestros.
Puede ser también el recuerdo vivo de los que ya no están, porque los recuerdo acá en mi Florida, o tal vez los amigos que emigraron que en cada carta o cada saludo me dicen que la extrañan.
Lo cierto es que Florida es mi lugar al que quiero con sus pequeñeces y grandezas y al que por sobre todas las cosas pertenezco y en el que me quiero quedar cuando emprenda mi último viaje allá "por Rivera al fondo".
El Egar

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